Frankie, croata, se enroló en un crucero de lujo hace 20 años, ahora tiene 43, mujer, dos hijos y varias propiedades que le permitirán jubilarse a los 45 años. Tras la guerra civil de su país, fue la mejor opción que encontró para garantizar el bienestar de su familia y el suyo propio.
Andrés, 30 años. Dejó novia, trabajo y casa en Madrid. Harto de una vida que no le hacía feliz, decide dejarlo todo y ser animador de cruceros. Allí juega a diario con críos de todas las nacionalidades en un ambiente alegre y relajado. Viaja, ahorra, hace amigos y mejora sus idiomas. Su mayor ilusión es progresar para que su madre pueda dar, con él, la vuelta al mundo.
José, también madrileño, 52 años, sin hijos. Nos lo encontramos en Génova como “estatua humana”. Vive nuevas experiencias y consigue un sueldo de 1.500 euros al mes gracias al turismo.
Frankie, Andrés y José tomaron decisiones que les llevaron a abandonar la guerra, las deudas o el hastío. Un camino lleno de amenazas y oportunidades, como todos los que tomamos cada uno de nosotros a diario; pero sin duda, una decisión abierta a la esperanza donde, en 1ª persona, deciden convertirse en agentes de cambio de su realidad.
Estos testimonios, son para mí y mi familia, una inspiración en estas vacaciones. Historias de valentía y decisión ante la adversidad. Personas que han visto esperanza al final del túnel y han caminado hacia ella sin esperar que nadie los lleve hasta allí.
Cuando el miedo nos paraliza, sellamos todas las puertas de salida y nos vemos abocados a un agujero negro y profundo del que no podemos salir. La desesperanza se ha llevado ya la vida de demasiadas personas en este país. Queremos que todo vuelva a lo que llamamos “normalidad”, sin querer aceptar que las reglas del juego están cambiando y nada volverá a ser como antes.
¡REACCIONA!, Tus habilidades, conocimientos y actitudes ya no corresponden a lo que necesitas hoy. Define tu objetivo y busca el camino para llegar hasta él. ¡Arriesga, cambia, esfuérzate!, pero con estrategia. ¿A dónde te ha conducido todo lo que has hecho ya?
Te invito a que hagas el siguiente ejercicio de reflexión:
– ¿Cuál es el reto sobre el que me gustaría trabajar?
– ¿Qué diferentes caminos pueden conducirme al objetivo?
– ¿Cuáles son mis capacidades para enfrentarme a ello?
– ¿Qué más necesito?
– ¿Depende de mí? Y si no es así ¿de quién?, ¿es viable conseguir su ayuda?
– ¿Cuáles son los primeros pasos que tengo que dar?
– ¿Cómo sabré que he conseguido lo que me proponía?
– ¿Sobre qué índices y cuándo chequearé la conveniencia, o no, de mis decisiones?
– ¿En cuánto tiempo espero conseguir resultados?
Anota en tu agenda todos los pasos que vas necesitando dar, de lo más global a lo más específico. Una vez diseñada tu hoja de ruta…¡Buen viaje!